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EL APELLIDO
En la antigüedad, las personas se conocían por un nombre que la mayoría de las veces era
un apodo que identificaba al individuo dentro de la gente con las que vivía, las poblaciones no eran muy grandes
y con un solo nombre bastaba y para estar mas seguro se les añadía "de
arriba", "de abajo", "del río",
"de la cuesta"
etc, o bien "hijo de Juan", "de Pedro" etc, también
"Calvo", "Rubio", "Moreno" o también por el oficio.
Los romanos usaban un "nombre" que identificaba al individuo dentro de la familia, la
"familia" para identificarse
dentro de la tribu, la "tribu" para identificar dentro del pueblo romano y al final se añadían (algunos) un sobrenombre
para destacar algún hecho sobresaliente.
Con la invasión de los bárbaros en la península decayó el estilo romano y se volvió al de un solo nombre.
El uso del apellido empieza a extenderse a partir del siglo XI como consecuencia entre otras del aumento de la población
y del empobrecimiento en la cantidad de nombres.
En un estudio de Francesc B. de Moll sobre nombres
en el siglo X sobre un total de 238 individuos estudiados había 172 nombres distintos, lo que da como
resultado 1,3 personas por nombre, un siglo después pasa a 3 personas por nombre y ya en el siglo XII da como
resultado 6 personas para un nombre con la consiguiente confusión y necesidad de mas identificación.
En un estudio hecho por J.M. Abaigés sobre 1900 da como resultado un 27% de hombres se llamaban José,
un 15% Juan y el 12% Antonio, luego entre Manuel, Miguel, Luis y Ramón ocupaban más del 20% que da como resultado
que hay 7 nombres para un 75% de la población, en el caso de las mujeres Carmen, Dolores, Francisca y Mercedes
ocupaban el 57% de nombres femeninos. Esta situación similar a la del siglo XII daba lugar a confusión y de ahí la
necesidad de tener apellido o sobrenombre.
A partir del siglo IX en los documentos eclesiásticos empieza a aparecer detrás del nombre el del padre con el sufijo
"ez" que venía a significar "hijo de", por ejemplo "Juan Gonzalez" como Juan hijo de
Gonzalo, tambien aparecía el nombre y "de Juan" que venía a significar lo mismo. En otros casos se le añadía el lugar
de procedencia, el del oficio o como se ha dicho algún hecho destacable como Calvo, Moreno, Feo, Gordo, Valiente, Nieto, Sobrino, etc.
Además en la Edad Media las profesiones solían ser hereditarias con lo cual el sobrenombre también lo era. Pero en esta época la
adopción tanto del nombre como del apellido era voluntaria y el individuo podía escoger los que quisiera de su familia, o de cualquier otra
persona por que le gustara más, y era normal que los hermanos tuvieran diferentes apellidos.
Aproximadamente por el siglo XV y como consecuencia de la obligatoriedad de registrar los bautismos, bodas, defunciones en la Iglesia
empieza a tomar cuerpo los apellidos hereditarios y ya la normalidad era tomar el apellido del padre primero seguido del de la madre, aunque
aparecen registros en que se han cambiado, bien voluntariamente o por error en la inscripción pero a partir de ese momento el individuo aparece siempre
con el nuevo apellido y su descendencia tambien.
A partir de 1870 y cuando entra en vigor el Registro Civil es cuando se hace obligatorio inscribir a los nacidos con
el primer apellido del padre seguido del primero de madre.
En la actualidad la pareja de mutuo acuerdo puede variar el orden de los apellidos de sus hijos.
GRUPOS DE APELLIDOS
APELLIDOS PATRONÍMICOS
En todas las comunidades hay un hecho muy común y es que al nombre del individuo se le añadía el nombre del padre
Juan el hijo de Sancho, de aquí pasa a Juan de Sancho o Juan Sánchez.
Los apellidos SÁNCHEZ, MARTÍNEZ, LÓPEZ, PÉREZ, RODRÍGUEZ, JUÁNEZ, FERNÁNDEZ, HERNÁNDEZ etc. no tienen nada que ver unos con otros, el hecho de tener uno de estos apellidos
no significa que sean familia aunque se remonten muy atrás.
En un estudio hecho sobre apellidos españoles aproximadamente el 20% de estos proceden del nombre
del padre.
APELLIDOS TOPÓNIMOS
Otra forma de apellidarse es el lugar de procedencia del individuo, algo muy normal en la antigüedad
sirva como ejemplo Jesús de Nazaret
Cuanto más lejos se estaba del lugar de nacimiento el topónimo se hacía más general, si este procedía del mismo lugar era normal añadir
del Río, de la Iglesia, del Barranco, de la Fuente etc. y esos topónimos menores se repiten en todos los pueblos donde había estos
lugares. También como topónimos menores están Robles, Pino, Torre, de la Torre, Corral, Calle, Plaza, Cuesta, Puerta, Allende, Arriba,
Peral, Robledo, Robleño, Laguna, Nogal, Trigo, Manzano, Encina, Oliva, Arena, Roca, Monte y un largo etc.
Si el individuo procedía del pueblo cercano tomaba ese nombre como apellido, Juan de Pinto termina como Juan Pinto, Luis de Colmenar como Luis Colmenar,
muchos de los pueblos de España están reflejados en los apellidos sobre todo de la parte del norte y como consecuencia de la
repoblación en la reconquista, y tambien con las emigraciones, como ejemplo Quirós, Salcedo, Laredo, Bilbao, Quiroga, Herencia, Losada, etc..
Si venía de más lejos tomaba el gentilicio de su tierra, región o pais, como Gallego, Castellano, Catalán, Navarro, Aragonés, Francés, Alemán etc.
Tal como se indicaba anteriormente es muy probable que la coincidencia de estos apellidos no significa pertenecer o haber pertenecido a la misma familia.
Estos apellidos son los más frecuente en España ya que según el estudio anteriormente aludido el 59% de los apellidos proceden de topónimos.
APELLIDOS de OFICIOS, CARGOS o TÍTULOS
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